Meu Brasil Brasileiro

Cuando niña, solia viajar en taxi por las calles de Brasil junto a mi mamá y mi hermana, juntas recorriamos parte de la ciudad de Rio de Janeiro y observabamos aquella alegría innata que brota de las más profundas raíces de un corazón carioca. Es un tipo de alegría que llena de energía y contagía irradiando con su magia el espíritu.
¿Pero de dónde proviene esta alegría, esta magia?, personalmente creo que proviene de la samba, ritmo que los brasileños llevan en la sangre desde el momento de nacer. Este ritmo, contagioso y un tanto pegajoso hace que hasta el más tieso de los pies se mueva, provocando una sacudida que sube de estos mismos hasta las piernas, luego a las caderas, para luego finalizar con una armonía en el cuerpo entero. La samba, es capaz de transportar el aura, limpiarla, purificarla y por que no decirlo también, muchas veces sanarla.
Por ejemplo, científicamente está comprobado que muchas enfermedades del tipo psiquíatricas como la depresión, muestran un avance hacia su mejoría cuando se les enseña a los pacientes este ritmo, ya que la samba desestresa, relaja y alivia la ansiedad.
Creo que es ahi donde se puede explicar la alegría innata que tienen los brasileños, sin embargo también es bueno mencionar que nadie esta ajeno a este tipo de enfermedades y que contradictoriamente a esta alegría Brasil también muestra ciertos indices de depresion, siendo un país que presenta un 18.4% dentro de los paises más depresivos del mundo y esto científicamente puede explicarse debido a que el ser humano sufre por lo menos de dos grandes depresiones a lo largo de su vida, hecho que también ha sido comprobado a lo largo de los años y que demuestra una vez más porque esta enfermedad es catalogada como una enfermedad mental. Sin embargo y como manera terapéutica, pienso que al conectar el cuerpo con cierta armonía a través de la samba se produce en el cuerpo una liberación de cierta clase de oxitocinas que mantienen el equilibrio entre la mente y el cuerpo. Una explosión de nuerotransmisores y hormonas que hacen que el cuerpo humano funcione en completa armonía.
Pero no solamente este ritmo que enciende es lo único que podemos rescatar de este enorme y bello país, está también su gente, su cultura y su comida...ah si...su comida con esas carnes a la espada que derriten cualquier boca o esa especie de harina tostada llamada farofa que con una mezcla de tierna mantequilla, huevo y sal provocan al gusto una explosion de sensaciones, entre otras comidas.
En cuanto a su gente, no he conocido a ningún brasileño que no sea afable o cordial, que siempre reluzca con una sonrisa ante un momento de real tempestad, como la pobreza o la enfremedad, ellos siempre sacan lo positivo de todo. Es por eso que ya me puedo imaginar porque en algunas ocaciones cuando ellos, los brasileños, cuando viajan a paises como el nuestro, al momento de dar propinas y recompenzar a esos pequeños enanitos de "San Papa Noel Supermercado" llamados empaques al momento de hacer sus compras, no lo hacen. Creanme que lo he comprobado y como afortunadamente hablo portugués he podido algunas veces recibir una pequeña recompenza, auque sea malevolo de alguna manera pensarlo ya que no es de muy buena educación hacer un "ligero momiviento de dedos" a los clientes indicandoles que te den propina, y aunque suene interesado, a veces es necesario, sin embargo mis queridos lectores al explicarles que este tipo de trabajos, como el de los empaques, es algo muy común en nuestro querido Chilito ellos siempre embozan una reluciente sonrisa y te dicen ¡tudo bom! y sacan de sus hermosas billeteras un lindo billetito de tres ceros y como se confunden con los ceros muchas veces sacan otro de mayores proporciones y es ahi donde hay que alejar nuestro diablillo interno y sacar el angelito diciendoles perdon pero se equivoco, ahora si no se equivoco bienvenidos sean los ceros.
Cada vez que recuerdo parte de mi infancia, no puedo dejar de pensar en brasil, en el corcovado, querido pan de azúcar...simplemente brasil...