domingo, 23 de octubre de 2011

Autobiografía


La verdad es que no se bien como escribir una autobiografía, supongo que debo hablarles de mi, de mis logros de mis fracasos, de mis retos, de mi locura y de mis amores. ¿Pero como partir?, sinceramente no lo sé, pero ahí va...
Antes de contarles sobre mi, me gustaría contarles como llegue al mundo. 
Todo se remonta ha ya casi treinta y dos años atrás...ahí estaban ellos mis padres. Él diez años mayor que ella, maduro y conocedor del mundo, ella una hermosa joven estudiante de primer año de médicina de la Universidad de Caracas en Venezuela. 
Fue amor a primera vista, y digo primera vista porque en realidad fue a la segunda...cuando por fin se miraron directamente a los ojos. Desde ahi surgió todo, se enamoraron, se casaron, tuvieron a mi hermana y luego de dos años a mí.
Nací en Venezuela, para ser más precisa en Lecherías, Anzoátegui. Poco conozco de ese lugar y lo que recuerdo en algún lado de mi memoria me imagino que ha de estar. Me fuí de allí con mis padres cuando era apenas una bebé y llegue a Brasil. Es ahí donde están los recuerdos más preciados de mi niñez. Para mí todo era magía en ese país.
Mi padre trabajaba en una compañía petroléra que en ese tiempo era muy conocida y muy connotada. Está pagaba por todo, por la casa donde vivíamos, los viajes, la salud y la educación que recibíamos. La verdad es que nada nos faltaba, vivíamos tranquilos.
Así pasaron los años y fui creciendo hasta tener siete años de edad, fue toda una época de cambios. Después de haber trabajo tantos años en la empresa, mi padre decidió renunciar ya que le ofrecían algo que para él era casi imposible de cumplir, querían trasladarlo a un país muy lejano, en el oriente y mi padre velando por nuestra seguridad y por nuestra tranquilidad, simplemente decidió no aceptar y así lo dejo.
Luego de esto, nos mudamos a Chile, ya que mi padre tenía toda su familia aquí en Chile y para él la familia siempre había sido lo primero y hemos vivido aquí, en Chile desde entonces.
La primera vez que fuí al colegio, tenía justamente siete años y yo era una niña muy peculiar. A mí corta edad ya sabía hablar dos idiomas y leer y escribir a la perfección, eso aunque suene un tanto modesto de mi parte...bueno que puedo decirles... era yo.
Mis años de colegio podría decirse que fueron muy tranquilos, ya que yo era muy tranquila y debo reconocer que más de alguna vez decía ante mis compañeras alguna cabeza de pescado, pero no porque fuera tonta ni nada por el estilo, sino por que siempre me ha gustado ver sonreír a los demás y creo que esa parte de mi un tanto loca e impulsiva nunca la cambiare, me hace ser la que soy hoy en día y sin ello estaría perdída.
Luego llegarón  mis primeros años de Universidad. Entre a estudiar Ingeniería en Comercio Internacional, carrera que elegí por que me apasiona el mundo, tanto como la escritura. Mi pasión por el mundo comenzó desde muy niña, gracias al regalo infinito que me dieron mis padres al darme la oportunidad de conocer tantos países desde mi corta edad, así que pense que a lo mejor algún día podría mezclar las cosas que más amo, las relaciones internacionales, la cultura y la escritura.
En mis primeros años de Universidad también conocí el amor por primera vez, desgraciadamente la salud no me acompaño. Empecé a manifestar una extraña enfermedad, que me hacía imposible relacionarme con los demás y estudiar, ya que mi mente no funcionaba bien, los médicos pensarón muchas cosas y también diagnosticaron muchas otras pero nunca daban con el diagnóstico correcto. 
Es extraño, pero lo que dicen es verdad, en los momentos más duros es cuando realmente nos damos cuenta quienes son importantes en nuestras vidas y quienes son los que de verdad nos aman. Yo perdí mucho, pero a la larga gane mucho más.
Nunca más supe del amor, solo hasta años después.
Cuando ya estaba un poco mejor, volví a la Universidad y empecé todo de nuevo y cada vez que me iba volvía de nuevo y empezaba de nuevo. De ahí es que creo que sacarón el dicho que cuando te caes te vuelves a levantar. 
La última vez que me fui de la Universidad, fue por algo más crudo que una simple enfermedad. Perdí a una de las personas que más amaba en está vida, una persona que me enseño a siempre tener la cabeza erguida y a reírme de las cosas simples, una persona que me enseño del mundo y que cada vez que enfermaba y no podía leer un simple artículo, me hacía leerlo una y otra vez hasta que quedará en mi mente y diera una lectura fluída...ese era mi padre. 
Luego de su muerte nunca volví a ser la misma, ya que él siempre está en mi mente. Por él prometí dos cosas, una terminar mis estudios y dos no volver a enfermarme. 
Estás dos promesas aún estoy tratando de cumplirlas, pero gracias a Dios, la segunda de ellas no ha vuelto ha aparecer.
Poco después de la muerte de mi papá, para ser exacta, los médicos ya sabían lo que yo tenía y se debía a la deficiencia de un mineral en mi cuerpo, el litio.
Cuando me fue diagnósticada la enfermedad, lo negue con el alma y no lo quería creer y por sobre todo no aceptaba el hecho de que tendría que medicarme de por vida, así más de una vez dejaba el tratamiento. Mi última crisis fue el año 2009, año en el que tuve que ser internada, exactamente el 14 de Febrero de 2009.
Mientras estuve internada conocí una realidad que pocas personas conocen, compartí mi vida con la bulimia, con la anorxia, con la exquizofrenía, la depresión y tantas otras. Conocí a personas que padecían de estas distintas enfermedades, viví con ellas y aunque pueda parecer de locos lo que les voi a decir, aprendí a sobrevivir junto a ellas.
Al principio odie al mundo por esto, pero con los años me dí cuenta que haber pasado por esto fue totalmente necesario ya que si yo no hubiera pasado por esto, nunca hubiera comprendido que yo no soy una enfermedad, si no que tengo una enfermedad. Nunca hubiera comprendido, que para poder estar sana, debo ser sana, en el sentido de que debo responsable de mis actos, de lo que hago y de mi tratamiento. De no haber sido por esto, nunca hubiera comprendido lo que es realmente el amor y nunca hubiera comprendido las palabras "en las buenas y en las malas... en la salud y en la enfermedad", así que estoy agradecida.
Paso un año hasta que decidiera volver a la Universidad y volví esta vez no empezando de cero sino que compartiendo los ceros, conocí a personas increíbles y que aún son mis compañeros y hoy estoy cursando con ellos el penúltimo año de mi carrera.
Desde ese tiempo de mi vida, han pasado ya dos años y durante estos años conocí a muchas gente, no solo dentro de la Universidad, sino que también fuera de ella, personas increíbles. Me volví a enamorar y me volví a desenamorar, luego me volví a enamorar de nuevo y bueno...digamos que el de arriba actúa de maneras extrañas.
Hoy tengo casi 29 años y en mi mente siempre están las palabras de mi padre y las de mi madre, palabras que gracias a su infinito amor hoy me hacen siempre recordar que la vida es una sola y que debemos vivirla a concho, paso a paso y siempre pensando en que a lo mejor este día será el último día de nuestras vidas... como dice Einstein, como si todo fuera un milagro....

A mi familia y a la gente que quiero y estimo,
sin ustedes mi mundo no sería mi mundo...
los quiero.


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